Aficiones sexuales de un bloguero compulsivo

22 de juliol 2006

Vacío

Acabo de levantarme, enciendo el ordenador, voy directamente a favoritos y escojo el blog de Kilatria (es cuestión de darse prisa para aprovechar la erección mañanera). Ahí está su último post, como siempre elegante y austero, de una sensualidad cercana a lo cotidiano. "Esta mañana me estaba tomando mi café con leche cuando me ha invadido una sensación de vacío...". Pordiós, como se le ocurrirán estas cosas; tengo que hacerme la primera paja del día cuando no son ni las 7. Dejo un comentario para Kilatria ("prueba a tomar cereales") y luego voy a prepararme mi café con leche, algo más aligerado.

Después del desayuno me queda mucho tiempo hasta la hora de ir al trabajo, así que vuelvo al ordenador. Esta vez escojo el blog de Telele. ¡Bingo! Hay un nuevo post: "Mi incapacidad para relacionarme con los demás me empuja cada vez más a refugiarme en mi blog, a desnudar aquí mis sentimientos...". ¡Joder! Son las 7:30 y tengo que atacar con la segunda, desnudo de cintura para abajo.

Casi sin tiempo para recuperarme me voy vistiendo mientras sigo la ruta habitual de blogs, buscando nuevas entradas: Parsiniana, PiedraKomez, ElBlogDeGenerada, Gatangora... ¡Ahá! Gatangora tiene una nueva entrada titulada "Mi amiga Maripati" y encima la acompaña con una foto de una mujer desnuda. Esto promete: "Dicen que el amor es eterno, pero yo sé que viene sin avisar y se va dejando tras de sí un rastro de dolor". Vaya, qué mierda es esta. Sigamos: "... ahí está la diferencia: el amor es blando, el viento de la vida lo mece como un junco, mientras que la verdadera amistad es dura como un diamante". Ya noto la erección bajo mis pantalones, sigo leyendo ansioso: "...porque esta es la clave para disfrutar del placer de la amistad sincera: entregarse por completo a la complicidad en un acto de compenetración natural". Me pongo de pie con la mirada fija en la pantalla, pero no me interesa la foto de la mujer desnuda: muevo mi mano al ritmo que marcan las palabras que leo una y otra vez: "placer... acto... compene... tración...". Glorioso. Me quedo tan satisfecho que le dejo un comentario a su post: "Dí que sí, Gatangora, no hay nada como unos buenos amigos para sentirse a gusto con uno mismo".

Salgo para el trabajo. Media hora de bus bajo un sol de justicia y aquí estoy, cuadrando el saldo de los bancos. Me conecto a la cuenta del banco para consultar el extracto y me prometo concentrarme solo en los fríos números, pero mi mirada se desvía una y otra vez a favoritos, dónde sé que me aguardan enlaces suculentos. Finalmente me dejo caer en la tentación (para librarme de ella, como diría Wilde) y entro en un blog cualquiera guiado por mi intuición. Acierto a la primera y me bastan unas pocas frases para sentir la llamada de Onán: "Hoy he tenido un examen oral. Me he puesto muy nerviosa y he empezado a sudar, estaba ardiendo, la boca se me ha quedado abierta como si no supiera pronunciar las respuestas que le llegaban del cerebro... He quedado exhausta. Cómo odio los exámenes!". Me dirijo corriendo al servicio, un poco agachado por la tirantez del miembro -en un gesto que mis compañeros confunden con un ataque de diarrea- y mis cinco amigos terminan el trabajo mientras repito la letanía: "oral, sudar, ardiendo, boca abierta, exhausta...". Cuando salgo me encuentro a mi jefa que me pregunta si me encuentro mal y le respondo que estoy muy bien, gracias, solo una leve indisposición por algo que he debido leer, digo comer. Repito el viaje a los servicios otras siete veces a lo largo de la mañana, con lo que finalmente todos acaban concencidos de que tengo las tripas revueltas.

Por la tarde modero un poco mi actividad, pero aún y así encuentro entradas de lo más sugerentes en blogs de chicas con teclado fácil. Irresitible. Salgo tarde del trabajo y llego a casa agotado, con el ánimo justo para prepararme una cena rápida. Hoy ha sido un gran día, sin duda. Me tomo un café y con la copita en la mano me siento delante del ordenador. Consulto las visitas recibidas en mi blog y leo con desgana los comentarios recibidos antes de darle a 'nueva entrada' y empezar a escribir: "Esta mañana ha llovido en mi ciudad. Huyendo de la rutina, paseaba por las calles mojadas cuando me ha ha invadido una sensación de vacío...".












No entenc els blocs

20 de juliol 2006

Ho reconec: no entenc els blocs. No em refereixo als blocs temàtics ni als comercials, evidentment, sinó allò que podríem considerar un bloc autèntic, un espai virtual on algunes persones hi transcriuen els seus pensaments i vivències perquè d'altres persones les llegeixin.

Necessitat de comunicació? Exhorcisme? Suposo que hi ha centenars d'articles que en parlen, però mentre investigo les motivacions profundes que porten a tanta gent a despullar-se públicament - per bé que ho fan sota un nick - prefereixo no contaminar-me i seguir amb les meves investigacions.

No és descartable, però, que no hi hagi res d'exhibicionisme ni de voluntat d'interacció amb els altres en l'acte de publicar en un bloc. Potser és simple introspecció, l'antic nosque te ipse traslladat a l'era d'internet: deixem allà penjat un pensament o una idea i esperem trobar-hi una part de nosaltres mateixos que hagi escapat al filtre de la raó, una paraula o una frase revel·ladores que hagin fluït inconscientment o per atzar. Potser també creiem que és més fàcil establir una connexió directa des de l'espai virtual ocupat pels nostres pensaments cap a un altre espai d'una naturalesa tan semblant, una mena de recerca de l'osmosi alliberadora.

No està malament com a hipòtesi, però llavors... Perquè permetem comentaris als nostres missatges? Encara més: perquè visitem sovint el nostre bloc amb l'esperança de trobar-n'hi i hi posem comptadors de visites?

Si teniu la resposta deixeu-me un missatge ;-)

Bestiarium III

18 de juliol 2006

Les hores i els gossos

Perros ladrando. Pablo SiebelEs fa fosc. Als gossos del solar del davant avui els ha donat per lladrar. Jo observo el carrer des del meu balcó mentre borden sense descans, unes vegades a l'uníson i altres alternant-se. No sembla que sigui contra res, només lladren per que sí. Quan s'il·luminen les faroles encenc una cigarreta i els gossos em descobreixen, però ràpidament dirigeixen els seus laments cap a un nen en bicicleta que passa per la vorera.

D'una de les cases del davant apareix un veí que mira amunt i avall des del seu portal i llavors els llança una pedra. Erra el tret, però un dels gossos s’atansa al projectil i l'ensuma, mentre l'altre segueix amb els seus lladrucs ignorant el perill. Una segona pedra llançada amb ràbia gairebé el toca, però l'esquiva amb habilitat sense parar de cridar. El veí es retira a casa seva aixecant el braç i murmurant paraules que no entenc.

Al cap de poca estona apareix la veïna del primer. Mira als gossos i els xiuxiueja "ssssst, no crideu tant". Es queda allà uns segons, o potser uns minuts, fins que es gira lentament arrossegant les sabatilles i torna a entrar a casa seva, tancant la porta del balcó darrera seu mentre es subjecta la bata amb una mà. Els gossos segueixen amb la seva xerrera.

I jo, que no tinc res millor per fer, em poso a pensar en els meus veïns. M'imagino al senyor de la casa del costat, assegut al sofà amb els punys tancats amb força. Mira de reüll de tant en tant al seu jardí cercant més pedres, puja el volum de la tele, tanca les finestres, intenta recordar si hi ha a casa algun verí, crida quelcom a la seva dona, maleeix... gairebé em sembla que l'estic sentint entre el soroll dels cotxes i els lladrucs.

La veïna dels primer deu estar asseguda al seu balancí, amb les sabatilles a mig treure i la bata descordada. Viu sola, així que es deu haver pres una sopar frugal i mirarà una estona la tela sense importar-li gaire res del que vegi. Comença a pesar figues, com cada dia en aquesta hora tranquil·la, i els lladrucs ja només són un so llunyà i monòton que acompanya el lleu xerricar del balancí.

Ja s'ha fet fosc. No hi ha lluna al cel i els gossos se n'han anat a dormir.

En castellano aquí

Bestiarium II

10 de juliol 2006

Nuestra komisch Krootza

Krootza













Hace tiempo tuvimos en casa una komisch. Se llamaba Krootza y siempre fue muy cariñosa con todos nosotros. Por desgracia le diagnosticaron una enfermedad terminal siendo ya bastante mayor y tuvimos que sacrificarla.

Como nos pareció muy triste dejarlo en manos de un veterinario, y en compensación a su fidelidad y noble espíritu, decidimos hacerlo en casa. Mi madre se armó de una hacha bien afilada y le cortó de cuajo la cabeza, tal como nos habían dicho que se debía proceder en estos casos. Como es bien sabido, los komisch, como los patos, resisten mucho tiempo incluso después de la decapitación, y así fue como nuestra pobre Krootza salió corriendo dando tumbos por todo el piso, con las manos donde debía estar su cabeza. Mientras mi madre se encargaba de trocear el cráneo los demás buscamos el resto del cuerpo, hasta que mi hermana dio con él; se había escondido debajo de mi cama – ay! tal vez buscando mi protección-, pero se había asido con tanta fuerza a los muelles que tuvimos que cortarle las patitas para arrancarla de allí.

Alguien sugirió entonces que sus restos debían depositarse en bolsas de materia orgánica. Desde luego era lo correcto, pero al ser bolsas de poca capacidad tuvimos que pasar varias horas troceando aquellos miembros en cachitos muy pequeños, lo cual resultó agotador.

Ya de madrugada terminamos el trabajo, aireamos la cocina –es increíble el hedor que desprenden las vísceras de estos animales- y trasladamos las bolsas. Reconozco que no pude evitar unas lágrimas en el momento de cerrar la tapa marrón del contenedor de materia orgánica, pero ahora pienso que tal vez, convertida en abono, haya dado vida a los bonitos jardines de esas casas pareadas con las que me cruzo cuando vuelvo del trabajo a casa. Yo, por si acaso, cuando nadie me ve me acerco a uno de esos cuidados parterres de la urbanización que hay cerca de mi barrio y le susurro: “Krootza, no te olvidamos".

Fent amics!

09 de juliol 2006

Links

He trobat aquest article titulat "Paco's Friends: Friks" al web de La Paco i m'ha alegrat veure que ja tinc algun amic. En justa correspondència l'afegeixo des d'avui a la llista d'enllaços.

(si, ja sé que no anava per mi, però m'ha fet gràcia, què voleu)

No deixeu de visitar el blog de Dooddle a Dos o tres cosas interesantes, ple de notícies fresques comentades amb gràcia, ni el d'en Jorgito, And the world smiles with you, per estar al cas de les últimes novetats en música alternativa.

I per suposat la magnifica galeria de fotos d'en bluebellknoll a It looks like rain.

Anirem afegint amics...

    The killer in you. Part II

    06 de juliol 2006

    Cinc minuts de cortesia


    5_ minuts?- Un quart de nou! Un quart de nou!
    Faltaven encara més de tres quarts d'hora de camí i havien quedat a les nou en punt. El senyor Russell, el seu client més important i amb qui estava a punt de tancar una venda de gran proporcions, era molt estricte amb la puntualitat.

    No podia fallar. L'oferta que li havia fet era molt interessant, i més tenint en compte que havia aconseguit conèixer i millorar l'oferta de la competència. Va enfonsar una mica més el peu sobre l'accelerador.

    No, no podia fallar. Havia preparat fins a la matinada tota la documentació: informes tècnics, gràfiques de tota mena, comparatives amb altres productes... fins i tot havia fet una presentació impactant per ser visualitzada connectant el seu portàtil al projector. Mentre repassava l'ordre en que aniria desgranant els seus arguments, com feia sempre abans d'una reunió important, es va adonar que havia reduït la velocitat. Va pitjar el pedal del gas i el seu Audi es va posar en pocs segons a 140.

    Era un matí assolellat. Ell anava direcció al nord i hi havia molt poc trànsit. Cap el sud, en canvi, la carretera anava bastant plena, i si es trobava algun camió al davant li costaria d'avançar-lo. Era una llàstima que s'hagués hagut d'entretir tornant a imprimir aquell informe abans de sortir - al matí sempre repassava la feina feta el dia bans-, probablement ningú s'hauria adonat de la falta d'ortografia que hi havia a la portada, i a més... En fi, s'havia tornat a distreure i havia reduït la velocitat sense adonar-se'n. Aquest cop fins i tot tenia darrera un Alfa Romeo que va fer un tímid intent per avançar-lo. Va reduir a quarta i, en una autèntica exhibició de potència, va deixar enrera l'Alfa fins a convertir-lo en una petita taca fosca al seu retrovisor.

    Era la seva última oportunitat. Després d'unes quantes operacions perdudes, la viabilitat de la seva empresa penjava d'un fil. Un altre revés i probablement hauria de tancar, amb tot el que això representava: buscar feina, suportar retrets dels seus pares, amagar-se dels creditors... Es va començar a posar de mal humor, sobretot quan es va veure atrapat darrera una camioneta a 40 per hora en un tram virat. Va fer alguns intents d'avançament, però l'intens tràfic en direcció sud li ho va impedir. L'Alfa tornava a ser darrera seu. Quan la camioneta es va desviar cap un camí rural, poc abans d'una llarga recta, estava tan absort en els seus pensaments que ni tan sols va accelerar, i l'Alfa va aprofitar per intentar avançar-lo.

    No ho podia permetre, aquell cotxe no era tant potent com el seu i si le li posava al davant de segur que l'alentiria. Tot i que els dos cotxes ja avançaven en paral·lel, va donar gas a fons. L'altra cotxe ja anava llençat i encara el va sobrepassar uns metres, però aviat el va encalçar. La recta era prou llarga i no venien cotxes en sentit contrari, així que va seguir donant gas. L'altra cotxe també devia donar gas a fons, perquè es mantenia en paral·lel, tot i que anava perdent centímetres. Un tercer cotxe s'havia situat darrera seu, molt a prop, probablement esperant que l'Alfa culminés l'avançament per posar-hi també ell. La recta seguia, però s'acostaven a un canvi de rasant. "Ara haurà de frenar", va pensar. Probablement és el que hauria fet el conductor de l'Alfa, però el tercer cotxe li impedia retornar al carril dret. A menys d'un centenar de metres del canvi de rasant va aparèixer en direcció sud un esportiu a gran velocitat.

    Van ser uns moments de dubte. Havia de frenar? I si l'envestia el cotxe del darrera? Es va limitar a treure una mica de gas mentre veia per la finestra com l'Alfa feia un parell de maniobres estranyes a dreta i esquerra i, finalment, en un intent desesperat per evitar el xoc frontal, es llençava fora de la carretera.

    Va veure pel retrovisor com donava voltes de campana. També va veure com s'aturaven els vehicles que anaven en direcció sud. El cotxe que fins fa poc li anava al darerra ja no hi era, però ell va mirar el rellotge i va donar gas.

    Un parell de kilòmetres més amunt es va aturar. Estava molt trasbalsat i li tremolaven les cames. Va baixar del cotxe i es va passar les mans per la cara, amb força, com si es volgués esborrar aquelles imatges. Va pujar de nou al cotxe i va seguir, direcció nord. Faltaven vint minuts per les nou.

    Va arribar a les nou i cinc. "Els cinc minuts de cortesia", va pensar, i va pujar les escales que portaven als despatxos pujant els graons de dos en dos, amb energia, com feia sempre. La secretària del senyor Russell se li va acostar corrents en veure'l:
    - Bon dia, havia quedat amb el senyor Russell, oi? Veurà, és que ha passat una desgràcia i ha hagut de marxar. L'acaben de trucar que la seva senyora ha tingut un greu accident amb el cotxe.
    Es va quedar estorat. No podia ser. Va aconseguir dir unes paraules amb un fil de veu:
    - Com... com ha estat?
    - Es veu que venia cap aquí, perquè volia ser present a la reunió que havien de tenir amb vostè. Un dels nostres treballadors s'ha trobat l'accident i ha reconegut de seguida l'Alfa Romeo de la senyora, de cap per avall al costat de la carretera. Li han explicat que ha intentat avançar a un altre cotxe i aquest li ho ha impedit donant gas. El molt porc ha fugit, però diuen que li han pogut agafar la matrícula. El cas és que... diuen que la senyora ha mort.

    Es va acomiadar de la secretària amb alguna fòrmula convencional i va tornar a baixar les escales. Quan va arribar al cotxe es va asseure mentre endreçava els estris i la jaqueta al seient del costat, com feia sempre. Aquest cop, però, es va passar les mans per la cara, amb força, mentre deixava caure el cap contra el volant.

    Bestiarium I

    02 de juliol 2006

    Ses ailes de géant l'empêchent de marcher...

    Souvent, pour s'amuser, les hommes d'équipage
    Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers,
    Qui suivent, indolents compagnons de voyage,
    Le navire glissant sur les gouffres amers.

    À peine les ont-ils déposés sur les planches,
    Que ces rois de l'azur, maladroits et honteux,
    Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches
    Comme des avirons traîner à côté d'eux.

    Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule !
    Lui, naguère si beau, qu'il est comique et laid !
    L'un agace son bec avec un brûle-gueule,
    L'autre mime, en boitant, l'infirme qui volait !

    Le poëte est semblable au prince des nuées
    Qui hante la tempête et se rit de l'archer ;
    Exilé sur le sol au milieu des huées,
    Ses ailes de géant l'empêchent de marcher.


    L'albatros, el gran poema de Baudelaire i una au majestuosa que va tenir la desgràcia d'inspirar el logo d'un partit polític: Puaggg!





    A veure si amb uns petits retocs...
    OK!







    Aha, ara sí. Alliberat. I un link interessant de regal:
    http://alasdealbatros.blogspot.com/

    The killer in you. Part I

    01 de juliol 2006

    Una distracció


    ParkingEl sol d'estiu gairebé fonia l'asfalt. Amb els ulls mig aclucats, en David observava des de la finestra del despatx el seu cotxe aparcat al bell mig de l'amplíssim pàrking, just allà on semblava que el sol s'abraonava amb més força sobre les coses. El vidres tintats negres n'impedien veure l'interior, però en David sabia que allà dins hi havia els seus dos fills.

    No havia estat premeditat. Arribava tard a la feina per culpa d'un accident que havia trobat a la carretera -un Alfa volcat, ambulàncies, policia- i havia decidit fer una una petita gestió a l'oficina abans de deixar els nens a la guarderia. Però una cosa va portar a una altra, després una trucada inel·ludible, una reunió... no va ser fins passades quatre hores que en David va recordar que Laura i Josep, de tres i dos anys, restaven a les seves cadiretes al darrera del 4x4.

    Quan la imatge dels dos petits perfectament assegurats a les seves cadiretes el va assaltar, va sentir un fort cop al cor. Va voler sortir corrents, però es va marejar i es va deixar caure a la cadira. Mentre es recuperava va poder meditar sobre la situació: quines possibilitats hi havia de que fossin vius? Molt poques. Amb el cotxe a ple sol, a gairebé 40º i les finestres tancades no era fàcil sobreviure. No, no valia la pena sortir corrents i cridar l'atenció de tot el personal de l'empresa. A més, va recordar que encara havia de fer un parell de trucades importats. Es va sorpendre quan es va adonar que, enmig de la gravetat de la situació, els seus pensaments es dirigissin cap aquelles trucades pendents, però no es va alarmar i va seguir rumiant.

    Només havia estat una distracció. De fet feia setmanes, potser mesos, que estava molt distret. A la feina havia comès errors imperdonables, oblidant de fer gestions importants, i el seu cap li havia retret vàries vegades. La seva esposa també s'en havia queixat repetidament:
    - Cada dia estàs més despitat! - li havia dit feia poc.
    Ara calia fer tot el possible perquè tothom sabés que només havia estat una distracció.

    En David va intentar visualitzar la situació: sortiria de l’oficina, es dirigiria tranquilament cap el cotxe i allà descobriria els cossos sense vida dels seus fills. Entre plors lamentaria el seu oblit fatal i tothom el compadiria. No semblava complicat, però havia de procurar arribar al cotxe acompanyat per tenir testimonis de la seva desesperació. Per fer més creïble la seva actuació, en el trajecte fins al cotxe podria rememorar alguns bons moments que havia passat amb els petits i així entendrir-se amb els records.

    Ja estava decidit. Es va incorporar i va agafar el mòbil:
    - Hola, senyor Rovira, què tal, com anem? va dir efusivament. La conversa amb el senyor Rovira es va allargar més de mitja hora. Llavors va demanar a la seva secretària que li portés un cafè i va aprofitar per quedar amb ella a la sortida i així comentar uns temes relacionats amb la feina. Amb el cafè cremant-li els dits, en David es va dirigir al despatx del senyor Gomis, el seu cap, per posar-lo al corrent de conversa amb el senyor Rovira.
    - Suposo que li ha comentat que tenim tarifes noves – li va preguntar el senyor Gomis.
    - Arrrg, ho he oblidat!
    No era cert, però formava part del pla...
    - Ets un desastre, David, cada dia estàs més depistat. Algun dia en faràs alguna de grossa i...
    - No pateixi, senyor Gomis, ara mateix li torno a trucar.
    Havia anat perfecte. Va tornar al seu despatx i va segir amb la seva feina, ara ja molt més tranquil.

    A les dues en punt en David es va posar l’americana i va sortir del despatx. La senyoreta Helena ja havia agafat la bossa i tots dos van travessar en silenci les oficines fins a l’ascensor. Quan van arribar al hall de l’edifici en David va encetar una conversa sobre temes trivials. Com que la senyoreta Helena va seguir amb algunes anècdotes intrascendents, ell es va poder concentrar en el seu pla i preparar l’actuació que estava a punt de començar. Va imaginar els seus fills, allà asseguts amb els ulls tancats com si dormissin, el cap lleugerament inclinat cap a la finestra i els bracets inerts sobre la falda. Era irònic pensar que aquelles caríssimes cadiretes, amb el seu sistema de corretges de seguretat per evitar-los cap mal en cas d’accident, finalment haguessin resultat una trampa mortal. Qui sap si els pobrissons havien intentat deslluirar-se’n, o si la mort els havia sorprès dormint, o si...
    - David, que no m’escolta?
    - Perdoni senyoreta Helena, estava pensant en la conversa d’aquest matí amb el senyor Rovira.
    Ja havien arribat. La senyoreta Helena encara parlava quan ell va obrir la porta del cotxe. Va mirar al seient de darrera i va veure les cadiretes buides. A la senyoreta Helena no se li va escapar l’expressió de perplexitat del seu cap mentre mirava l’interior del cotxe. Completament estorat, en David es va recolzar en la porta oberta mentre de l’interior del vehicle en sortia un aire abrusador amb olor de plàstic. Llavors va recordar que aquell matí els nens s’havien quedat a casa amb la cangur perquè tenien una mica de febre.
    - Es trova bé, David? El veig molt pàl·id...
    - Sí, sí, estic bé. És que últimament no se on tinc el cap. – va respondre mentre s’asseia. El seient bullia.
    - Treballa massa, David, s’hauria de prendre unes vacances. Potser uns dies de descans amb els seus fills li anirien bé. Per cert, fa temps que no els veig. Com estan?
    En David va tancar la porta i va donar el contacte. Al cap de pocs segons la fredor de l’aire condicionat va alleugerir-li la calor sufocant.